Existen pocas cosas tan odiadas como tener tarea en fin
de semana, pero a la cabeza está la propuesta de ley SOPA. Y más de uno se
reiría si le digo que es la solución a la crisis económica.
Aunque muchos se escudaron tras la bandera hipócrita de
la libertad de expresión, la SOPA no buscaba la censura de blogs, twitters,
imágenes y demás estupideces que la gente crea a diario. No iban a ponerles
barras negras a sus fotos porno, o perseguirles por escribir sobre desacuerdos
políticos y crítica social. Seamos realistas, si Disney no persigue legalmente
a todas esas escuelitas donde pintan a Goofy y Winnie Pooh en colores
abismalmente lejanos a los reales, sería sorprendente que les hagan algo por
unas fotitos modificadas de sus personajes favoritos. Lo único que la ley pedía
era que dejáramos de ensartarle el dedo a miles de empresas y personas
robándoles todos los días, cada día más.
No necesitan que les explique que descargar canciones,
películas o videojuegos sin pagar por ello es robar. Es como entrar a la tiendita
y chingarse unos Cheetos. Miento: es el equivalente de robar toda la flota de
camiones repartidores de Sabritas bajo la divisa pandillera de ‘se llama
compartir, cerdos fascistas’.
Vamos a jugar a esto: se llama el pueblo manda. Tu,
querido lector, tendrás que sembrar semillas y cuidar los vegetales que desees
durante todo un año. Los regarás y vigilarás para poder venderlos: será de lo
que vivas. Al final de la temporada, yo y una camada de mis buenos amigos
llegaremos con una combi y nos llevaremos lo que podamos (un 70-80% para no
fregarte tanto). Tú puedes intentar detenernos, pero te gritaremos ‘empresario ladrón
hijo de la indecible’ y nos pararemos afuera de tu casa portando letreros con
insultos y una que otra frase buena se nos ocurra. El primero que se harte del
otro, pierde.
¿Ya entendiste para que sirve la dichosa ley SOPA?
Algunos músicos con cerebro de pájaro, como Noel
Gallagher, aseguraban que era lo mismo que ‘grabar canciones en un casete’. Al
señor Gallagher, del grupo one-hit wonderwall Oasis nunca le pasó por la cabeza
que es más parecido a grabar un millón de casetes, repartirlos y después hacer
gran berrinche cuando se amenaza con dejar de vender casetes en blanco,
principalmente porque él mismo es un pirata famoso. Como se ha demostrado en
numerosas ocasiones, Oasis ha hecho gran fama ignorando tantas leyes de
propiedad intelectual que a veces pienso que los Gallagher las inventan para
poder romperlas. El señor Gallagher ya hizo su fortuna vendiendo discos cuando
el internet no era el negro bully de la cárcel, pero ya me gustaría verlo
empezar ahora. Lloraría cada vez que la gente subiera a Youtube un video casero
de Wonderwall con imágenes piñatonas hechas en paint diciendo ‘Te amo, Zoraida
Estefania’.
La piratería es mentarle la madre a músicos, directores
de cine, actores, diseñadores y otros artistas que buscan ganarse la vida
haciendo lo que les gusta; pero el pueblo quiere cultura gratis. Damas y
caballeros, tristemente les informo que la cultura y entretenimiento no son
gratis. Alguien la paga, porque los que trabajan gratis se llaman ‘pasantes’ o
‘almas de la caridad’. Alguien ahí afuera pasó horas convenciendo ejecutivos de
disqueras para que los contraten, horas componiendo, grabando en el estudio,
pintando, planeando, promoviendo y horas cruzando los dedos para cumplir sus
sueños y ustedes con un par de clicks y un captcha les están diciendo “Tu
música/película/videojuego me gusta, pero no te daría un centavo por ella. Chúpame
el pito metafórico y el pito normal también.” Por eso las disqueras ya no
contratan a bandas como AC/DC o los Pixies- deja más dinero tener un peón como
Rebeca Black o Justin Bieber y un compositor malpagado. Por eso sacan películas
tan refritas y videojuegos que cambian cada vez menos. ¿Para que romperse el
lomo pensando en algo original, si la gente lo quiere gratis? Por eso tenemos
grandes artistas en la calle, y a gente que compró un dominio de hosting de archivos
manejando una Escalade.
El gran problema de los países hoy es que la gente quiere
gastar menos, pero recibir lo mismo o más. Es el equivalente de exigir pagar la
mitad pero tomar el doble en la botella del antro. Se llama ser gandalla, y las
industrias a las que les robamos 135 billones (¡con B!) ya se cansaron del bullying.
El sitio AVAAZ, famoso por sus paginitas de protestas que
nunca se concretan, plantea lo siguiente en su campaña para recolectar firmas:
“Como ciudadanos globales comprometidos, les pedimos que
defiendan un Internet libre y gratuito, y les instamos a votar en contra de la
Ley de Protección IP y la Ley sobre Piratería Online. Internet es una
herramienta crucial para que ciudadanos de todo el mundo intercambien ideas y
trabajen colectivamente en la construcción del mundo que queremos. Les instamos
a mostrar un verdadero liderazgo mundial haciendo todo lo que esté a su alcance
para proteger este pilar fundamental de las democracias en todo el planeta.”
Si encuentran los 3 errores ahí, les regalo un chocolate
de su elección (o uno de mis afamados pases de ‘vale por una noche
inolvidable’).
Primero, ¿de que ciudadanos globales están hablando? Es
una ley de los Estados Unidos de Norteamerica, no una ley global. SI a mi país
llegan unos pelotudos que ni viven aquí a protestar que no les gusta como
hacemos las cosas, les mando a que les den por un lugar incómodo. Estados
Unidos no es una democracia mundial, donde no importa si eres chino, mexicano o francés, puedes opinar y eres tomado en cuenta. Son sus ciudadanos quienes tienen todos esos derechos. Si estás
leyendo esto, es poco probable que seas uno de ellos, entonces cállate.
Segundo, los ‘comprometidos’ ciudadanos (¿comprometidos
con qué?) exigen que se defienda el internet libre y gratuito. El internet,
hasta donde tengo entendido, no es libre ni gratuito, a menos que tu vecino
haya puesto la clave a su wireless de ‘0000’. El viejo Carlitos Slim ha hecho
parte de su fortuna comprando infraestructura sin la cual seguiríamos mandando
palomas con recaditos en las patas. La palabra ‘gratis’ proviene del latín
‘ven, pendejo, que te tomo el pelo’. Ya sé que nos gustaría pensar que todas
esas empresas de telecomunicaciones trabajan arduamente para que nos salga
gratis descargar las canciones que nos gustan, pero injustamente no son almas
de la caridad.
Y tercero, piden al ‘liderazgo mundial’ (como si todos fuéramos
un país grandote sin identidad propia y donde nadie se pelea) que se ‘defienda
el pilar de la democracia’. No dudo que en una votación ganaría la ignorante
mayoría como es el caso diario en la elección de políticos, pero ¿qué la
mayoría quiera algo quiere decir que está bien darlo? Claro que todos votan a
favor: así pueden perpetrar su estilo de vida llena de canciones con el título
Track 09- Undefined Artist. Un mundo donde la gente baja 99 Red Balloons de
Blondie, American Woman de Jimmi Hendrix (o Jimmy, si la persona tiene aún
menos idea) y descarga series para luego protestar cuando las cancelan.
Como la gente que diseñó el sitio sabía que yo iba a
visitarlos, diseñaron su página de peticiones específicamente para que yo me
estuviera riendo por años, incluyendo un contador que muestra las últimas
firmas. Tomé solo una captura de pantalla, pero si se quieren reír al ver a
simios que pegan chicles en las bancas jugar a los guerrilleros, den una vuelta
por ahí. Ver que tienen 3 millones y medio de firmas mientras mi sitio lo han visitado tan pocas personas que no podría armar un equipo de basketball, me entristece, pero ya veo que hacen trampa.
Nada dice democracia como firmar dos veces con nombres
falsos.
Me gustaría saber si cambié su opinión sobre la difunta
propuesta de ley SOPA, o en su defecto, los argumentos que tienen en mi contra.
Diviértanse y dejen de descargar cosas.